El autogás o GLP (gas licuado de petróleo) es el combustible alternativo más usado, especialmente en los vehículos destinados al transporte público. Sin embargo, aún es un gran desconocido en muchos sectores. En este post vamos a intentar darte algunas claves que te ayudarán a valorar si es conveniente para tu flota.
Qué es el autogás
Se trata de una mezcla de propano y de butano que normalmente se encuentra en estado gaseoso pero que a determinada presión se transforma en líquido. En este estado, se utiliza como carburante para vehículos.
Normalmente, los vehículos con autogás disponen de un doble sistema de alimentación: gasolina y autogás. De esta forma, ofrecen la ventaja de este combustible pero, en el momento del arranque o cuando el depósito de autogás se vacía, pueden usar gasolina.
En los últimos diez años, los vehículos con autogás han crecido un 50%, alcanzando la cifra de los 26 millones, y las previsiones apuntan a que su oferta continuará ascendiendo.
Ventajas del autogás
El autogás, debido a que tiene menos impuestos que los carburantes fósiles tradicionales, permite ahorrar hasta un 40% en combustible, si lo comparamos con un vehículo de gasolina.
Respecto a las emisiones de CO2, son equiparables a las de un diésel y menores que las de un gasolina, pero donde se ve la mayor diferencia es en las emisiones de NOx, uno de los máximos responsables de la elevada contaminación en las ciudades y culpable de graves problemas de salud. En este caso las emisiones de los vehículos con autogás son muy inferiores a las de un gasolina y suponen menos del 90% en comparación con un diésel.
Esto permite que estos vehículos sean distinguidos con una etiqueta “eco”, que aporta ventajas de circulación en las ciudades, ya que no sufren las restricciones que impone la normativa ante los episodios de alta contaminación.
También mejora la comodidad del habitáculo, puesto que los ruidos y vibraciones del motor son menores.
Cómo puedo “pasarme” al autogás
Hay dos opciones. Por un lado, es posible adaptar un vehículo de gasolina. Tan solo se le añadiría un depósito de almacenamiento de autogás, así como un sistema de alimentación. La instalación de un equipo de este tipo puede costar entre 1.000 y 3.000 euros y no ocuparía demasiado espacio – es habitual que se se utilice el de la rueda de repuesto.
Pero también es posible adquirirlo en un concesionario. Normalmente, un vehículo ligero con este sistema se encarece en torno a un 5 o un 10% respecto a un coche de gasolina, y tendría un precio similar al de un diésel.
En España hay muchos fabricantes que ponen a disposición del público modelos con autogás, como Alfa, Dacia, Fiat, Ford, Mercedes, Opel, Renault o Ssang Yong.
Dónde puedo repostar
España cuenta con más de 550 estaciones de servicio donde se puede repostar autogás. De hecho, operadores tan importantes como Cepsa, Repsol o Galp ofrecen este combustible en sus gasolineras.
También hay apps para teléfonos móviles que indican dónde hay una estación de servicio cercana o en el recorrido de tu viaje donde repostar autogás.
¿Hay alguna otra ventaja que me aporte el autogás?
Sí. Al ser vehículos ecológicos, la administración y los fabricantes ofrecen distintas subvenciones. Asimismo, las flotas pueden acceder a descuentos importantes en combustible y promociones con algunos de los distribuidores de autogás.
¿Qué opinas? ¿Has conducido alguna vez un vehículo con autogás? Si crees que hemos olvidado algo importante respecto a este carburante alternativo, no dudes en dejarnos tus comentarios.
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