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Vehículos autónomos más cerca de lo que parece

Ya hace tiempo que venimos oyendo hablar del coche autónomo. Se trata de vehículos que son conscientes del medio que les rodea y pueden navegar en consecuencia, gracias a tecnologías de radar, posicionamiento, visión computerizada y láser.

Hoy en día ya son una realidad. Tesla, con su Model 3, es la referencia del sector en esta área, pero no está sola.  Nissan cuenta con su sistema ProPilot, Citröen ya ha realizado su primer viaje en carretera con un coche sin conductor y tanto los nuevos Mercedes Clase S como los Audi A8 ya incorporan funciones autónomas.

Uber también está invirtiendo en el coche autónomo, tecnología que le daría la ventaja de poder operar una flota de vehículos durante las 24 horas del día. De hecho, ya cuenta con una pequeña flota en Pittsburg (EEUU), aunque, en este caso, todavía hay un conductor en el asiento del copiloto por motivos de seguridad. Otras empresas, como Google o Apple, también están inmersas en este campo, desde el punto de vista de ofrecer la tecnología necesaria para colaborar con los fabricantes.
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Camiones también autónomos

Pero los coches no son los únicos vehículos autónomos que, en mayor o menor medida ya circulan por las carreteras. El pasado agosto, EEUU realizó una prueba con un camión autónomo diseñado para proteger a los trabajadores que construyen o reparan carreteras. Según la administración estadounidense, cada seis minutos se produce un accidente en zonas de construcción de vías, por lo que se ha invertido en este novedoso sistema, donde el camión funciona como una especie de tapón de seguridad para proteger a los operarios.

Tesla, por su parte, ha anunciado que su camión autónomo está en desarrollo avanzado y realizará las primeras pruebas en los próximos meses. Daimler ya está realizando pruebas en carreteras estadounidenses, y Uber pretende poner en funcionamiento en 2018 un servicio de transporte de mercancías con camiones autónomos.

Situación real y niveles de autonomía

Según la Sociedad de Ingenieros de Automoción hay distintos niveles de autonomía. En el nivel 1, el vehículo asiste al conductor en una tarea, como la velocidad de crucero o la frenada de emergencia. Esto es algo que ya incorporan muchos coches actuales. El conductor es el responsable y es el que conduce en todo momento.

En el segundo nivel, el coche es capaz de mantenerse dentro de su carril, mantener la distancia de seguridad e incluso girar, pero el conductor debe estar pendiente y responder en caso de que surja algún problema. Este es el momento en que se encuentran fabricantes como Mercedes o BMW.

En el tercer nivel el vehículo tiene capacidad de decisión. Detecta si hay un problema, lo estudia y decide si debe frenar, girar o adelantar a un vehículo. Pero es el conductor el que tiene la última palabra. Aquí es donde estaría el modelo de Tesla.

En el nivel cuatro, ya se puede prescindir de la persona, ya que el vehículo opera de forma totalmente autónoma, pero tiene que estar en entornos controlados. Es el ejemplo del camión de EEUU del que hemos hablado antes.

El nivel cinco es donde se pretende llegar. Se trata de vehículos que reconocen su entorno y son perfectamente capaces de tomar decisiones por sí mismos. Aquí ya no se necesitaría ninguna interacción humana, y el usuario podría limitarse a utilizar una aplicación móvil para indicarle dónde y cuándo debe recogerle. Aún no sabemos cuándo se alcanzará este nivel, aunque sin duda se está trabajando en ello.

Tecnología necesaria para los vehículos autónomos

Detrás de todas estas pruebas y lanzamientos se esconde una tecnología avanzada que es la que hace posible la conducción autónoma. Esta tecnología integra cámaras con visión de 360 grados, radares capaces de percibir cualquier obstáculo a decenas, e incluso cientos, de metros alrededor del coche. Sensores que pueden ver más que el ojo humano, a través de niebla, polvo, lluvia o sin apenas luz.

Pero la tecnología fundamental, sin la que sería posible el desarrollo de estos vehículos, es la de navegación. En TomTom estamos trabajando en diseñar productos que garanticen que los vehículos autónomos conocen su posición exacta, lo que tienen alrededor y la vía sobre la que están circulando.
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