La DANA (depresión aislada en niveles altos) o gota fría, como se la conoce popularmente, es un fenómeno meteorológico que se suele dar al principio del otoño y de la primavera en la zona occidental del Mediterráneo y que, en España, afecta con dureza a la zona de Levante y Baleares, aunque puede hacerse sentir en el resto de España.
Las consecuencias de la gota fría pueden ser desastrosas, como está ocurriendo este año, con grandes tormentas que provocan el desbordamiento de ríos, que obligan a miles de personas a evacuar sus hogares y que incluso han causado víctimas mortales.
Ante una situación de este tipo, el gestor de flotas debe ser consciente de que no puede arriesgarse a que sus conductores y camiones corran peligro.
Medidas previas
Entre las medidas que puede tomar, pueden estar, por ejemplo, el ajuste de la planificación, e incluso la cancelación de trabajos, para evitar zonas en las que las tormentas puedan llegar a suponer un riesgo real.
También puede rediseñar las rutas, de forma que se escojan carreteras que puedan resultar más seguras o que den un rodeo para alejarse de los lugares con más riesgo.
Sin embargo, hay veces en que es difícil prever la intensidad real de las tormentas provocadas por la gota fría, por lo que no se han podido tomar las acciones necesarias. En estos casos, es importante que se recuerde a los conductores qué deben hacer ante una situación así, como encender las luces o mantener una mayor distancia de seguridad para poder detener el vehículo a tiempo.
Conducción responsable
Fomentar una política de conducción responsable es imprescindible para reducir el riesgo en carretera, y en momentos donde el clima es violento, puede marcar una enorme diferencia. Conducir de una forma más cuidadosa, sin maniobras bruscas, y con concentración en la carretera, puede evitar accidentes.
También es importante que los vehículos estén en buenas condiciones. Por eso es fundamental que las revisiones se lleven a cabo en el momento indicado, sin retrasos. La situación de los frenos es vital en situaciones climáticas adversas, así como el líquido de dirección, el estado de los neumáticos y, por supuesto, las escobillas.
La tecnología telemática puede ayudar
Tanto a la hora de supervisar el estilo de conducción como a la hora de planificar y llevar a cabo el mantenimiento de los vehículos reduciendo al máximo los tiempos de inactividad, la tecnología telemática es un aliado clave a la hora de gestionar la flota, también en condiciones de lluvia o de nieve.
Asimismo puede ayudar a planificar las rutas de forma dinámica, teniendo en cuenta el estado de las carreteras, el tráfico, etc.
Por último, ayuda a manejar las expectativas de los clientes, a quienes hay que mantener informados en todo momento sobre si sus pedidos podrán llegar a tiempo.
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