Hace unos días, las patronales del sector automovilístico se unieron para hacer pública una carta en la que pedían que “no se ataque ninguna tecnología ni se genere incertidumbre innecesaria en la ciudadanía”. Dicha carta surge como respuesta a la criminalización que el diésel está sufriendo desde hace un tiempo y que ha hecho que las ventas de automóviles que utilizan este combustible caigan en picado.
Lo cierto es que el diésel está siendo objeto de una campaña de desprestigio, que se está reflejando en el sector en forma de desplome en las ventas. Incluso hay fabricantes, como Volvo, Toyota o Renault, que han anunciado que retirarán sus ofertas de coches diésel en los próximos años para centrarse en modelos híbridos o eléctricos.
La administración pública parece haber dado el golpe de gracia, al limitar la circulación en las ciudades y al proponer eliminar las subvenciones al diésel, lo que podría incrementar su coste en torno al 30%. Y, aunque esto se hará de forma paulatina y probablemente habrá excepciones y no afectará a transportistas, autónomos o agricultores, es el último argumento para que los vehículos diésel dejen de ser una opción de compra.
¿De verdad contamina tanto el diésel?
Cualquier vehículo con motor de combustión contamina. La diferencia entre la gasolina y el diésel, es que la primera emite CO2, gas responsable del efecto invernadero y del cambio climático, mientras que la segunda emite NOx, unas partículas perjudiciales para la salud y causantes de las nubes de contaminación que vemos en las ciudades y que han obligado a los ayuntamientos a tomar medidas para restringir la circulación.
Pero en realidad las emisiones de un coche dependen más de su antigüedad que del tipo de combustible. Los motores diésel de hoy en día desprenden un 85% menos de NOx que hace una década.
En España, la media de edad del parque de vehículos es de más de 12, según publicó la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) el pasado mes de enero. Según datos del mismo organismo, hay más de 7 millones de vehículos de más de diez años circulando por las carreteras españolas y, lo que es más preocupante, cada año se venden 130.000 unidades de vehículos que tienen más de 20 años. Es ahí donde radica el problema.
¿Qué pasará con el diésel?
Noruega ha anunciado que prohibirá la venta de coches diésel y gasolina en 2025, mientras que Reino Unido y Francia lo harán hacia 2040. Tarde o temprano se irán renovando los parques móviles con vehículos que utilicen combustibles alternativos o motores eléctricos si se quiere seguir circulando por Europa. Aunque hay que tener en cuenta que todavía hay barreras que traspasar, como el elevado precio de los mismos, la limitación de las baterías o la escasez de infraestructuras para la recarga.
El objetivo, de todas formas, es conseguir una movilidad que no implique un riesgo para la salud ni para el planeta. Cómo se hará es algo que veremos en los próximos años.
Si quieres saber cómo la gestión de flotas puede ayudar a disminuir la emisión de gases contaminantes a la atmósfera, puedes mirar este enlace.
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