Cuando hablamos de la Logística 4.0 ya hicimos mención de las ventajas que puede acarrear la capacidad de comunicación entre personas, aplicaciones, productos, máquinas, etc. Hoy vamos a profundizar en las posibilidades que ofrece a la cadena de suministro la facultad de intercambiar información entre las cosas. Es decir, el Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés).
¿Qué es el Internet de las Cosas? Este concepto se refiere a la interconexión de objetos con Internet y, mediante la red, con otros objetos. De esta forma, pueden ser reconocibles para las máquinas, que podrían gestionarlos sin necesidad de ayuda humana. Al realizarse a través de Internet, la comunicación puede recorrer cualquier distancia con un gasto mínimo de energía, algo que no ocurre cuando la interconexión se hace de producto a producto.
Se espera que el “Internet de las cosas” (IoT) cambie la forma de interactuar con el mundo que nos rodea, que tiene el potencial de mejorar la forma en que vivimos y trabajamos. Las áreas de aplicación son prácticamente infinitas y la logística es una de ellas.
Midiendo la trazabilidad
En el proceso logístico, IoT puede suponer una enorme revolución. Ya estamos viendo cómo grandes empresas de distribución, como DHL, están firmando acuerdos con gigantes tecnológicos para la potenciación de IoT en sus procesos. Su implementación supondría que mercancías, almacenes, sistemas, infraestructuras y vehículos se interconectarían, de forma que la visibilidad sobre toda la cadena de suministro sería total.
En el almacén, cada estantería podría tener sensores de peso y dimensiones, con lo que sería posible que alertara en el caso de que se hubiese colocado un palé erróneo o si hay riesgo de que se caiga. También es posible automatizar el movimiento de las mercancías mediante las carretillas y evitando tareas físicas pesadas para los trabajadores.
IoT en el transporte
Los vehículos también son parte fundamental dentro de este campo. Gracias a IoT estamos viendo grandes avances en la conducción autónoma y se espera que en un futuro los coches puedan circular comunicándose entre ellos y con las propias carreteras para mejorar la seguridad y evitar atascos o accidentes.
La conectividad en los vehículos ha tomado protagonismo, ya que permite recopilar datos de los mismos y convertirlos en valor real para las empresas de distribución y transporte. Se pueden recoger datos sobre consumo, emisiones, estilo de conducción, rutas, tiempos en ralentí, etc., con el fin de mejorar la operativa, reducir costes e incrementar la seguridad en carretera.
En cuanto al proceso logístico, gracias a IoT se puede analizar la mercancía en todo su recorrido, incluyendo la temperatura o la humedad a la que ha permanecido durante su transporte o almacenaje, o si en algún momento ha salido de su ruta establecida. Podemos ver dónde se encuentran los paquetes sobre un mapa en tiempo real, y además se puede saber si han sufrido movimientos bruscos o golpes que hayan podido dañarlos.
Hoy en día tan solo el 1% de los objetos que podrían estar conectados lo están. Es decir, es un campo en ciernes con unas enormes posibilidades de crecimiento. Según Cisco, el valor generado por IoT en logística en los próximos diez años alcanzaría los 1,9 billones de dólares. Para las empresas que quieran aprovechar las ventajas de este nuevo entorno, será necesario realizar inversiones, pero el potencial y los beneficios de IoT para incrementar la productividad y rediseñar los procesos es enorme.
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